viernes, marzo 12, 2004

Día de pesadilla en Madrid.

Desde siempre, he sido muy desconfiado. Siempre pensaba que podían hacer un atentado de estas características en el metro, en las dársenas de los autobuses o en los trenes de cercanías, o en otros sitios públicos muy transitados. Y mi pesadilla se ha hecho realidad, desgraciadamente.

Ha sido horrible pensar en toda esa gente, en los que han muerto y en los que están heridos, en sus familiares y amigos, en el terror e indignación general. Creo que como todo el mundo, lo he sentido muchísimo y que el sentimiento de identificación con ellos ha sido unánime, más si cabe para los que vivimos en Madrid y vamos a estudiar, trabajar, a ver a los amigos y familiares, etc., en transportes públicos.



No puedo decir otra cosa que respondamos de la mejor manera, en la manifestación de repulsa de esta tarde, vivamos donde vivamos. Hay que serenarse y mantener fuertes nuestras convicciones.

Un saludo y abrazo sincero a los que ya no están y a los sufren por este vil acto.