Día de pesadilla en Madrid.
Desde siempre, he sido muy desconfiado. Siempre pensaba que podían hacer un atentado de estas características en el metro, en las dársenas de los autobuses o en los trenes de cercanías, o en otros sitios públicos muy transitados. Y mi pesadilla se ha hecho realidad, desgraciadamente.
Ha sido horrible pensar en toda esa gente, en los que han muerto y en los que están heridos, en sus familiares y amigos, en el terror e indignación general. Creo que como todo el mundo, lo he sentido muchísimo y que el sentimiento de identificación con ellos ha sido unánime, más si cabe para los que vivimos en Madrid y vamos a estudiar, trabajar, a ver a los amigos y familiares, etc., en transportes públicos.
No puedo decir otra cosa que respondamos de la mejor manera, en la manifestación de repulsa de esta tarde, vivamos donde vivamos. Hay que serenarse y mantener fuertes nuestras convicciones.
Un saludo y abrazo sincero a los que ya no están y a los sufren por este vil acto.
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