Zapatero lo tiene muy difícil (1).
El nuevo gobierno tiene multitud de retos, pero el mayor de todos es el nuevo terrorismo: la sensación general es que estamos en un estado casi de guerra. La seguridad se ha reforzado, pero no sabemos si es suficiente. Además, la están realizando cuerpos de la seguridad del estado que no desempeñan ese tipo de funciones, como la policía local (en el caso de Madrid y ciudades limítrofes). El ejército está actuando por encima de sus capacidades materiales, debido a sus pobres medios materiales y humanos.
Parece ser que este año será malo, sobre todo para el turismo y en general para el resto de sectores de la economía española (habrá que ir mirando la bolsa y otros índices para tantear la tendencia). Las imágenes de helicópteros del ejército vigilando las vías dan mayor tranquilidad, pero también denotan que el asunto es de máxima gravedad. Lo peor de todo es la incertidumbre del poder en la sombra de Al-Qaeda en España. Un poder que reside en la obediencia ciega de sus miembros y implacabilidad de sus actos. Si no era suficiente con ETA, que aún no está derrotada, ahora nos enfrentamos a un enemigo mucho más temible, con unos objetivos a corto plazo claros (la salida de las tropas españolas de Irak) pero no así a largo plazo (nihilismo político). Golpean España por que es el más débil de los aliados de la coalición y además está más cerca de las zonas donde operan estas franquicias de Al-Qaeda en el norte de África. Por ejemplo, Australia intervino con tropas en el derrocamiento de Saddam, pero no es el tercer objetivo de los terroristas, ¿por qué? Supongo por que su primer ministro (John Howard) no tuvo la relevancia política (o la imprudencia) de Aznar en las Azores: simplemente intervino y punto. Posiblemente fue un error de política exterior el querer abarcar más allá de nuestros medios y también el asentar a España en una posición un tanto antinatural. Aunque también se entiende que no había muchas más posibilidades en esta política, dada la actitud cuasidespótica del eje francoalemán en Europa, y sobre todo a lo referente a la Carta Magna. La actitud de Zapatero al diálogo es positiva pero no puede resignarse a aceptar algo negativo para nuestro país y además dejar sóla a Polonia en la disputa, cuando ha sido nuestro más firme apoyo. Deberíamos aprender de los británicos, que desde hace mucho tiempo saben cual es su papel en el mundo. Para ellos las políticas de estado no tienen color y son en beneficio general. Claro, que para eso España debería tener mayor estabilidad política, o más bien, sentido de la responsabilidad política, algo que se está consiguiendo poco a poco (aunque lentamente), pese a la inconsciencia política de muchos líderes, sobre todo en Cataluña y País Vasco.
Por otro lado, y al hilo de lo anterior, la presión de los nacionalismos se va a hacer insoportable. O se plantean las cosas sin tapujos, se convoca un referéndum de autodeterminación y se toma una decisión, o la inestabilidad se adueñará del país. Si no quieren pertenecer a España, es su problema. La inestabilidad pasará a ser de su única incumbencia y nosotros a lo nuestro (previo pago de indemnizaciones). Las empresas sabrán donde instalarse, mientras que ellos perderán mucha cuota de mercado en España. Llevamos 25 años con un sistema carísimo de comunidades autonómicas, en las que se impide la movilidad geográfica de los españoles hacia la periferia en la que se fomentan y se imponen sus lenguas, mientras que un catalán, un valenciano o un vasco puede ir a Albacete a trabajar o a estudiar sin problemas. Por tanto, hay que buscar una solución definitiva.
En resumen, los frentes externos e internos van a dar mucho trabajo al nuevo gobierno, del que espero que lo haga bien y sobre todo que sea sensato.
José Luis Rodríguez Zapatero, próximo Presidente del Gobierno
Un saludo a tod@s
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