LOS VIKINGOS.
Este ensayo me lo envió alguien hace mucho tiempo y creo que vale la pena publicarlo, aunque sea o no con su consentimiento (supongo que no le importará). Es un poco largo, pero está muy bien para hacernos una idea de lo que históricamente eran los vikingos. En cualquier caso, disfrutadlo.
8 de Junio del año 793 d.C. Lindisfarne, en Holy Island, va a vivir uno de sus días más tristes de su historia, una desgracia no anunciada pero si previsible va a caer sobre ellos, una amenaza con forma de Dragón, de barco dragón.
Los habitantes del pequeño monasterio de Lindisfarne quedan aterrados al ver esas naves largas y estrechas como plumas, con el velamen con la imagen de un cuervo negro aterrador, y en su mascarón el dragón tallado que daba nombre al barco, el Drakkar, que a partir de entonces se convertiría en símbolo de las desgracias que traerían para la población que los veía. Desgracias que sucedieron una vez que desembarcaron sobre las costas del Lindisfarne.
Un sacerdote de la época, dijo al verlos llegar “nunca antes se había suscitado un terror mayor en Gran Bretaña como el que hemos sufrido ahora a causa de una raza pagana”. Este ataque da comienzo oficial a la que en nuestros días se conoce como era vikinga.
Tras esta breve introducción cabe preguntarse ¿Quiénes eran en realidad esos vikingos de aptitud tan desafiante? Eran en realidad, en una época de brutalidad, simplemente los mejores brutos. Saquearon monasterios porque en ellos estaba el dinero, y es que aparte de unos formidables guerreros los vikingos fueron mercaderes y políticos astutos, y también eran artesanos, herreros, zapateros, poetas y estetas que diseñaron fabulosas embarcaciones.
Además no todo el aparato bélico de los vikingos era del tipo ofensivo, en contra de lo que se cree, así el rey danés Harald Diente Azul, rey que se convertiría al cristianismo, hacia el año 980, edifica una serie de fortalezas de forma circular para defender sus terrritorios.
Los vikingos, se llamaban así mismos de esta forma, vikingos, los Hombres de la Bahía, los Hombres de los Fiordos, de Noruega, Suecia y Dinamarca, pero no eran así conocidos por las demás culturas, así para los germanos eran Los Hombres de Fresno, para los francos eran los Hombres del Norte, para los ingleses eran Daneses (paganos), para los irlandeses eran Los Habitantes del País de los Mil Lagos, los musulmanes occidentales les llamaban Mayuks que en su lengua era bárbaros infieles y para los orientales eran Los Hombres del Mar Báltico, para los eslavos eran los Rus, los Remeros, nombre que es el origen de todo un pueblo, los rusos, pero para ellos mismos eran eso, Vikingos.
¿Dónde podemos situar el origen geográfico de este pueblo? La ubicación se debe buscar en las tierras del norte, en la Escandinavia, donde una unidad de lenguas y creencias da origen a este singular pueblo de comerciantes, agricultores y también, como no, salteadores, conocido ya por los romanos debido a sus magníficas naves arqueadas a proa y popa, los fabulosos Drakkar.
Corrían los Siglos quinto y sexto, los Vikingos vivían una época feliz, dorada, donde una cultura floreciente se habría paso, donde los druidas celtas enseñaban los significados de los caracteres rúnicos (caracteres de magia) que eran fuente de todo conocimiento, y donde empezaba a aparecer el germen de su expansión posterior, la superpoblación.
Según cuentan los historiadores, a mediados del siglo octavo la población alcanza el millón de personas en un país frío, hostil, salvaje, helado en invierno cuyas reservas comienzan a agotarse, y así el pueblo vikingo emprende su camino de exploración, su camino de viaje y de saqueo buscando nuevas fronteras donde encontrar más recursos. Así comienza a forjarse la leyenda vikinga.
Y en ese camino de la exploración y del saqueo ¿cuál fue su mayor aliado? Pues no fue otro que su barco, el barco del Dragón, el Drakkar, cuyo mascarón de proa era un dragón tallado en aptitud desafiante, y en cuyo velamen aparecía el cuervo negro como escrutador de los mares y tierras donde llegaban, como queriendo decir que nada escapaba a su vista y a los flancos los escudos vikingos correspondientes, dando un colorido majestuoso y a la vez aterrador a estos magníficos barcos. Estos Drakkar estaban hechos de madera de encina, y cuyos remos eran de madera de pino, a bordo de estos barcos, mezcla de guerra y exploración, fueron los vikingos surcando los mares durante más de tres siglos, azotando a las comunidades que fueron encontrando a su paso.
Leemos en las crónicas anglosajonas que corría el año 793, más concretamente el 8 de Junio, cuando los vikingos (los infieles) llegan a las costas de Holy Island saqueando el monasterio de Lindisfarne. No fue más que el comienzo de numerosos ataques a las Islas Británicas. Finalmente llegó su mejor y más grande asalto tras el cual conquistan el East Anglia, asaltando la ciudad de York (Jorvik como ellos llamaron) y conquistando tres cuartas partes de las Islas Británicas, salvándose solo Wessex en el sur, dando así comienzo oficial a la dominación vikinga, aunque ya desde el año 785 habían iniciado sus primeras invasiones, y que duraría hasta el año 1066 donde perdieron de forma calamitosa en las batallas de Stamford Bridge (cerca de la ciudad de York) y de Hamsteen, aunque quedarían grupos diseminados por numerosos puntos de la geografía europea.
Los vikingos eran extraños, eran fanáticos, aguerridos, valientes hasta la temeridad, hablemos ahora de los objetivos que se marcaron los tres grandes grupos de vikingos.
En principio los vikingos suecos fijaron su mirada en el oriente, en el territorio de los eslavos, con estos comerciarían, aunque también frecuentemente serían objetivo de sus ataques, de los llamados rus, los remeros, que harían estupendas incursiones en territorio eslavo a través de los ríos rusos, y llegando hasta Constantinopla y oriente.
Los vikingos noruegos pondrían sus vistas en las Islas Británicas, Irlanda y posteriormente Islandia y finalmente América.
Los daneses se fijarían en los territorios norte de los francos, conquistando e imperando un ducado en el año 911, el Ducado de La Normandía, cedido por Carlos, El Simple, rey de Francia a un jefe vikingo llamado Rollón, y a lo largo de las costas europeas.
Innumerables leyendas y mitos vikingos recogidos en las sagas nórdicas escritas entre los siglos doce y catorce, las crónicas anglo-sajonas también nos legaron innumerables conocimiento sobre los ataques de estos bárbaros del norte, aquí se recogía la fuerza que tenían, quizás fuerza debida a su religión, una religión pesimista y lúgubre que llevaba inevitablemente al Ragnarok, el día del fin, el día del Juicio Final, donde nadie vencería, en la que el fin propio de un vikingo era resistir el empuje de los Gigantes hasta este día del fin.
Las incursiones del siglo octavo continúan en el noveno donde hacen su primera invernada en territorio británico, comenzando a pedir tributos a los reyes locales, que poco o nada podían hacer frente al empuje de este pueblo guerrero por destino y religión, cuya ferocidad parecía no tener fin. Los barcos eran formidables, hacían incursiones remontando los ríos, ya que la escasa quilla de los Drakkar así se lo permitía, remontando corrientes y desembarcado en cualquier lugar, haciendo a su antojo lo que querían debido a la maniobrabilidad excelente de estos barcos pequeños y ligeros que no presentaban ni camarotes ni bodegas pues los vikingos hacían su vida al aire libre, dormía al aire libre, comía al aire libre, en estos barcos no cabían más de 30 a 40 hombres, aunque se han encontrado barcos con hasta 35 pares de remos, pero eran los menos.
Se agrupaban como manadas de lobos en grupos de 3 a 5 barcos, aunque se llegaron a contar hasta 300 en las incursiones más importantes, imaginad hasta 300 cuervos negros surcando los mares, y con los mascarones de proa en forma de dragones terribles, sin duda sembrarían el terror donde fuera que llegarán. Eran temibles.
Los cascos con cuernos que se supone utilizados por la mayoría de los vikingos es pura invención, en todo caso algún jefe los llegó a llevar en algún ceremonial o en alguna batalla, los cascos utilizados eran cónicos, de piel o de metal, con una protección nasal, se protegían además con chaqueta de cuero endurecido, o con cota de mallas los más ricos.
Sus armas favoritas eran unas terribles hachas de guerra de metro y medio de largo que manejaban con mortal precisión, aunque también utilizaron espadas de doble filo las cuales tenían marcado el nombre de su Dios de la Guerra, del Orden Marcial, el Dios Thir, también utilizaron certeros arcos, que cuenta la leyenda su cuerda estaba hecha de pelo de mujer que le daba una mayor precisión según se pensaba, también lanzaban piedras, saetas, jabalinas, todo lo necesario para que no se frenara su avance.
En el arte de la guerra se recuerda a los vikingos por sus fulminantes incursiones, por entrar en una especie de trance (bersek) al entrar en combate y que les impedía sentir cualquier tipo de dolor o miedo, y por sus grandes escudos que utilizaban sus guerreros más aguerridos como protección en la primera fila, por detrás los demás vikingos lanzaban jabalinas, saetas y todo lo que pudiera diezmar al enemigo, lo que ocurría con bastante frecuencia.
El destrozo infligido en las filas del adversario era más que considerable, y así continuaron arrasando, y también explorando. Conquistados los territorios francos del norte y las Islas Británicas se fijaron más allá, se fijaron en Irlanda, y hasta la isla esmeralda donde llegaron y fundaron Dublín, aunque algunos irlandeses escaparon hacia Islandia, donde años más tarde llegarían también los vikingos, creando asentamientos, que llegaron hasta los 20.000 habitantes en el mayor de ellos.
Un rey local de Islandia en el año 982, harto de las leyes imperantes en Islandia se fija un rumbo, y así con una flota de barcos fue hacia Groenlandia, este bravo vikingo no fue otro que Erik Thorvaldsson, Erik Raudi (Erico El Rojo). Año 982, Groenland (la Tierra Verde).
Diez años más tarde, corre el año 992, un hijo de Erik El Rojo, Leif, el afortunado, surca las aguas de nuevo y llega hasta la llamada Vinland situada en la actual península del labrador, allí se descubre por vez primera en la historia lo que 500 años más tarde Colón daría crédito y se le denominaría America, una tierra donde encontró numerosas vides, ríos salmoneros y pastos en abundancia. En esta llegada a América se enfrentó por vez primera con los amerindios, a los que llamó skraelingar (Hombres Feos), aquellos terribles vikingos llamando feos a los amerindios.
Pero también hacia el Mediterráneo fueron estos bravos vikingos, así las costas gallegas sufrieron constantes ataques y cuatro intentos de invasión en toda regla desde el 846 hasta el año 1038, de los que los gallegos desde el rey gallego Ramiro I se defendieron francamente bien, la ría de Arosa es un testigo mudo de estos enfrentamientos, también llegaron el Guadalquivir, atraídos por las riquezas de Córdoba, la ciudad califal, por el que subieron conquistando por unas horas Sevilla, aunque los musulmanes, con Abderraman II a su cabeza, se defendieron de este ataque y rechazaron totalmente a los vikingos, incendiando todas sus naves y matándolos a todos.
Pero esto no les amedrentó en su afán de conquista, surcaron el Mediterráneo tocando puntos como Ibiza, Sicilia, llegando hasta Constantinopla donde como ejemplo en la catedral de Santa Sofía existe una inscripción donde pone “aquí estuvo Gotric”, imaginaos, un turista del siglo noveno con forma de vikingo, eran insaciables y buscaban botines a toda costa.
La fecha oficial de su fin; tras haber descubierto América, de haberse aliado con galeses y escoceses, guerreado con irlandeses, de conquistar los tres cuartos de las Islas Británicas, después de tres siglos de surcar los mares con sus magníficos Drakkar, los barcos del dragón, tan fundamentales para su expansión, con su velámenes con el cuervo negro pintado y los escudos vikingos a babor y estribor con 30, 40, 60 hombres determinados a conquistar lo ignoto, de invasiones y saqueos, de comercio, después de incluso haber arrasado la ciudad de París tras la muerte de Carlomagno, el cual llegó a fortificar toda su costa para defenderse del incesante ataque vikingo, fue la incursión de Harald, donde a música de espada pidió el trono de Inglaterra. En esta lucha por el trono perdió las batallas de Stanford Bridge y de Hamsteed y de esta forma la era vikinga desapareció de la historia y comenzaron a aparecer las leyendas vikingas, corría el año 1066 d.C.
Pero queda una realidad, a partir de las invasiones vikingas se va tomando en Europa la necesidad de crear una unidad nacional, una unidad para defenderse del ataque del enemigo que se sitúa fuera del país propio, y así de esta manera los vikingos también forjaron el carácter europeo.
Una mención aparte merece la religión de los vikingos, y aunque exponerla nos llevaría sin duda a llenar todas las páginas del libro, pues en verdad era una religión de gran complejidad, solo pretenderemos exponer un breve retazo de la religión vikinga, a fin de entender que no solo fueron unos brutos ignorantes que arrasaban allí donde iban, sino que tenían una religión compleja y elaborada.
La religión vikinga nos propone que todo surge a partir del caos, donde surgió un abismo gélido llamado Ginnungagap al que llegaban las aguas de 12 ríos. Dicho abismo fue llenándose poco a poco con los bloques de hielo en que se transformaban las aguas. El único ser vivo que existía era el gigante Surt, que pasaba el tiempo blandiendo su espada flamígera cortando los bloques de hielo que se iban formando.
De todas formas el abismo terminó por llenarse y de entre los bloques de hielo acumulados surgieron el gigante Ymir y la vaca Audhumla. Ymir originó un hijo y una hija, más un monstruo de seis cabezas; por su parte, la vaca hizo surgir del hielo al primer dios, Buri. Y entonces estalló la guerra irreconciliable entre dioses y gigantes. A pesar de eso, Börr, hijo de Buri, se casó con la giganta Bestla y tuvo tres hijos, Odín, Vili y Ve que, unidos a su padre consiguieron matar al gigante Ymir. Se derramó tanta sangre que todos los gigantes perecieron ahogados, excepto un pareja que daría lugar a la raza de los gigantes de hielo.
Con los restos del gigante Ymir, los dioses construyeron Midgard, el mundo que más tarde darían a los humanos, así del cráneo del gigante hicieron la bóveda celeste, con la sangre los océanos, con su carne la tierra firme, con sus cabellos los árboles y de sus huesos, dientes y muelas nacieron las montañas, rocas y acantilados.
Un enorme fresno al que se le llamaba Yggdrasil se mantenía siempre verde y sostenía a todo el universo, el cual se dividía en nueve mundos destinados a los distintos seres que lo poblaban: dioses, gigantes, enanos, elfos y humanos.
Los nueve mundos sostenidos por el gran fresno eran:
Asgard, que era la morada de los dioses Aesir (Ases). En este mundo existían una serie de estancias como: el Valhalla, donde esperaban las walkirias a los einheriar, los guerreros muertos en combate elegidos por Odín para que estuvieran a su lado en la lucha del final de los tiempos. El Thrudheim, donde iban los esclavos y siervos que habían cumplido bien sus funciones con sus amos ahora residentes en el Valhalla. El Gladsheim, donde se reunían los doce dioses del Asgard en asamblea. Y otros palacios-residencias de los demás dioses, como el Valaskiaff, donde estaba el trono de Odín, desde donde se podían divisar los nueve mundos.
Midgard que era el lugar destinado a los seres humanos, creados por los dioses Odín, Vili y Ve a partir de dos árboles caídos. El primer hombre se llamó Ask y procedía de un fresno; la primera mujer fue Emba y estaba hecha de un olmo. El Asgard y el Midgard están comunicados por el puente del arco iris (Bifrost) vigilado por el dios Heimdall.
Jothunheim que era donde vivían los gigantes, enemigos ancestrales de los dioses y de los hombres. Aquí se refugió la única pareja de gigantes supervivientes a la matanza provocada por Odín y sus dos hermanos. Este mundo rodea a Midgard, aunque está separado de él por una enorme serpiente llamada Jomurgand. Su rey era Asvid.
Vanaheim que era el lugar de origen de los Vanir (Vanes), la otra familia de dioses. Una vez se enfrentaron a los Aesir, pero lograron reconciliarse. Para asegurar la paz, se fueron a vivir al Asgard el dios Njord junto a sus hijos Frey y Freya.
Svartalfheim, era un mundo subterráneo donde se desterró a una raza los enanos oscuros y deformes pero excelentes herreros fabricantes de objetos mágicos. Podían entrar en el Midgard, pero sólo de noche; si un rayo de sol los sorprendía, quedaban petrificados.
Alfheim era la tierra de los duendes o elfos luminosos, seres pequeños, hermosos y sin maldad. Tenían permiso para visitar Midgard cuando quisieran; y solían hacerlo bajando en un rayo de luna para danzar en círculos mágicos.
Niflheim era un paraje subterráneo frío y oscuro, habitado por Nidhogg, la serpiente que roe continuamente las raíces del árbol Yggdrasil. Estaba compuesto por nueve estancias y era el infierno de los criminales y de los traidores. "Hasta el oro se pudre en el Niflheim".
Hel era un lugar sombrío situado dentro del lúgubre Niflheim, donde reinaba Hel, la diosa de la muerte. Allí iban a parar los muertos de paja, es decir, los que morían por enfermedad o muerte natural, lo cual resultaba deshonroso y merecedor de este frío reino de la muerte.
Muspelheim era un lugar ardiente donde vivía el gigante Surt, señor del fuego y primer ser viviente del universo. De las chispas que brotaban de su espada se hicieron las estrellas. Tras la batalla final entre dioses y gigantes, arrasaría con su fuego los nueve mundos.
Los dioses nórdicos pueden pertenecer a una de las dos grandes familias de dioses, los Ases (Aesir) o los Vanes (Vanir). Como norma general podemos afirmar que los primeros se inclinaban más a la guerra mientras que los segundos se decantaban más por el amor.
Los dioses siempre fueron enemigos de la raza de los gigantes, no obstante es curioso como los dioses masculinos de los vikingos no tenían inconveniente en mantener relaciones con alguna giganta de la que se encapricharan; así algunos dioses son fruto de la unión entre un dios y una giganta, sin embargo las diosas vikingas encontraban totalmente despreciables a los gigantes.
Pero ¿cuáles fueron los dioses vikingos? A esta pregunta vamos a ponerle a continuación la respuesta, así nos encontramos en el panteón vikingo a las siguientes divinidades:
Odín, el Dios principal de los vikingos, era protector de guerreros, poetas, brujos y muertos. Los germanos le llamaban Wotan y los anglo-sajones Woden. Era hijo del dios Börr y la giganta Bestla. Tenía un solo un ojo (el otro lo perdió en el Pozo de la Sabiduría custodiado por el gigante Mimir como intercambio por los conocimientos adquiridos) y le acompañaban su caballo Sleipner, de 8 patas, los cuervos Hugin y Munin, que sobrevolaban la tierra y le informaban de todo lo que veían, también contaba con dos lobos, Geri y Freki siempre fieles a su amo. Presidía los banquetes de los guerreros del Valhalla, aunque él no comía nada, dedicándose sólo a beber hidromiel. Se le llamaba "el padre de todos", y no sólo en sentido figurado, ya que era el padre físico de la mayoría de los dioses. Usaba varias identidades y disfraces, según la misión que estuviese llevando a cabo.
Frigga, hija de Odín, también se convirtió en su segunda esposa y era la única que podía sentarse en su trono, desde donde se observaba lo que ocurría en todos los mundos. Era diosa de la atmósfera, y, por lo tanto muy variable. En su palacio recogía a los matrimonios que habían muerto amándose para que permanecieran juntos después de la muerte, por lo que en las bodas se brindaba por ella.
Thor era hijo de Odín. Fue el Dios al que cualquier vikingo quería parecerse, era el dios del trueno, de la fuerza y la justicia. Es quizás el Dios más cercano al vikingo y por ello sobre él hay más historias y leyendas que sobre ningún otro. El amuleto más recurrente entre los vikingos era una reproducción pequeña de su martillo (Mjöllnir) colgado del cuello; a él dirigían sus oraciones, incluso después de la cristianización, cuando emprendían un viaje por mar, ya que Thor también era un aventurero y un viajero, aunque él se transportaba en un carro tirado por machos cabríos. Su principal entretenimiento era matar gigantes, de los cuales defendía a los hombres y a los demás dioses. Su fuerza natural estaba reforzada por su martillo que utilizaba a modo de boomerang, y un cinturón y unos guantes mágicos que le daban mayor poder y le permitían manejar con soltura el poderoso martillo mágico que poseía.
Frey era el dios de la fertilidad, tanto de las personas como de los animales o los campos. Bajo su protección se conseguían buenas cosechas, el ganado crecía sano y las personas procreaban hijos fuertes. En su honor, los vikingos echaban pan o derramaban vino o cerveza sobre la tierra. Su iconografía tradicional lo muestra sentado tirándose de la barba y con un gran pene erecto. Sus seguidores llevaban un talismán con la imagen de un jabalí.
Freya, complementaba un poco las funciones de su hermano Frey, al ser diosa del amor y la fecundidad. Se transportaba en un carro tirado por gatos y mandaba sobre las walkirias. De gran belleza y muy libidinosa, no dudaba en utilizar sus encantos sexuales para obtener lo que quisiera. Una de sus funciones era recibir en el Valhalla a los guerreros muertos valientemente que llevaban las walkirias en sus caballos alados; algunos de ellos tendrían tratos especiales por parte de Freya; los casados se reunían con sus esposas o con las mujeres muertas sin casarse. Su culto, al igual que los de Frey, se acompañaba por cantos eróticos y posiblemente de orgías rituales.
Loki, el más intrigante y traidor de los dioses, siempre actuaba por pura maldad. No se sabe a ciencia cierta su origen, pero era hermano de sangre de Odín. Comenzó siendo un dios, para convertirse paulatinamente en un ser maligno y ser aborrecido tanto en el Asgard como en el Midgard. Pero, a pesar de no ser querido por nadie, tampoco podían evitar su presencia. Representaba los peores rasgos que podía tener un vikingo, divino o humano: el engaño, la traición y el egoísmo. No se levantó ningún templo en su honor ni se le dedicaron sacrificios. Con la diosa Sigyn tuvo a Nari y Vali, y de su unión con la giganta Angrbroda surgieron los mayores monstruos del universo, como la serpiente Jormungand, el perro Fenrir y Hel, la reina de las tinieblas. Como se ve era el antagonista del Dios Thor.
Tyr que era también hijo de Odín. Los germanos le llamaban Tiwaz y estaba considerado como el más bravo de los dioses. Era el dios de las batallas combatidas con honor y astucia. Había una runa que lo representaba y que los guerreros solían grabar en la hoja de sus espadas, sobre las que se hacían los juramentos más sagrados.
Balder, dios de la verdad, la luz y la inocencia; a pesar de ser querido por todos los dioses, moriría asesinado involuntariamente por su hermano gemelo, pero ciego, Hodur, en una de las tramas cargadas de malevolencia de Loki.
Heimdall, el guardián del Asgard. Desde su palacio, llamado Himingbjorg, observa continuamente el puente Bifrost que une el Asgard con el Midgard, para que no pasase nadie que no hubiera sido invitado. Se caracterizaba por su extremada fuerza y por su agudo oído.
Aegir, dios de los océanos, siempre dispuesto a causar el hundimiento de los barcos, cuyos tripulantes eran recogidos por la red de su hermana-esposa Ran, por lo cual ninguno de los dos era muy popular.
Njord, dios de los vientos, invocado en casos de tempestad o para anular los malos deseos de Aegir.
Hermod, ayudaba a las valkirias a transportar a los valerosos guerreros al Valhalla, de los cuales era su jefe. Debido a su velocidad también hacía de mensajero de Odín, sobre todo cuando este no podía acudir personalmente a infundir valor a los guerreros en las batallas de Midgard.
Forsetti, dios de la justicia, era el juez supremo del Asgard y los dioses respetaban sus sentencias cuando acudían a él para dirimir cualquier desavenencia, logrando reconciliar a todas las partes.
Las Normas eran las diosas nórdicas del destino. Aparecieron tras la Edad de Oro, cuando la vida empezó a pervertirse incluso en el Asgard. Eran tres hermanas: Urd (Fue), Verdandi (Es), Skuld (Será), simbolizando el pasado (una anciana decrépita que mira hacia atrás), el presente (una mujer joven y atractiva que mira al frente) y el futuro (una niña cubierta por un velo que mira un libro cerrado). Su principal ocupación es trabajar en el telar donde se teje el destino del mundo, aunque por la noche Skuld deshace todo lo hecho por sus hermanas, por lo que el futuro siempre se presenta incierto bajo sus caprichos. También están encargadas de regar todos los días las raíces de Yggdrasil con las aguas del manantial Urd, en cuyas cercanías residían.
Su misión era ayudar a los dioses a sacar enseñanzas del pasado para que actuasen correctamente en el presente y prevenir así las equivocaciones del futuro. Se decía que algunas veces se acercaban a la Tierra en forma de cisnes para aconsejar igualmente a los humanos.
1 Comments:
MUY BUENA INFORMACIÓN.
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