sábado, mayo 22, 2004

DISCURSO SOBRE EL DOS DE MAYO MOSTOLEÑO

Lo prometido es deuda. Este es el discurso que di en clase, y que tuve que repetir por que prácticamente lo leí. En el segundo intento salió todo bien. Espero que no aburra y que haga conocer a quien lo lea un pequeño episodio de la historia de España que considero muy importante para entender lo que somos hoy. Gracias por vuestra atención.

EXORDIO-INTRODUCCIÓN
Móstoles. Era una pequeña aldea, habitada por humildes y tranquilos campesinos. En 1575 obtuvo la independencia de la ciudad de Toledo, reinando entonces D. Felipe II. Hoy esa aldea es Excelentísima e Ilustrísima Villa, títulos honoríficos otorgados en reconocimiento a sus méritos por el Rey Alfonso XII en el primer centenario de los acontecimientos que os voy a relatar. Además, Móstoles es hoy en día, la ciudad más poblada de la Comunidad Autónoma después de la capital, Madrid, superando ampliamente al resto de las poblaciones del cinturón sur. Tiene censados aproximadamente unos doscientos mil habitantes. Este aumento demográfico, como las del resto del área metropolitana de Madrid, se produjo entre los años 60 y los 80, estabilizándose ya en los años 90, y se debió a la absorción de población de Madrid capital. La mayor parte de sus ciudadanos trabajan fuera de Móstoles, especialmente en Madrid, y pese a que existen gran número de industrias y servicios, son insuficientes para dar empleo.

Pero es a principios del siglo XIX cuando Móstoles entra en la Historia de España por la bravura, el patriotismo y la de determinación de sus gentes, algunos de manera muy especial. Es de esto de lo que os voy a hablar.

LA ELECCIÓN DE LOS ALCALDES
El uno de enero de 1808 son elegidos dos alcaldes de entre las capas populares. Aunque las leyes de entonces establecían que debía haber un alcalde electo por el Estado Llano y otro por el Noble, los dos hidalgos del pueblo evitaron cumplir con sus obligaciones y compromisos de clase, al tiempo que perdieron la oportunidad de ser citados en los cantos de grandeza de la musa Clío. En su lugar se están los nombres de dos sencillos labradores pecheros, D. Andrés Diego Torrejón García, de 72 años y D. Simón Hernández Orgaz, de 40.

¿QUÉ PASABA EN EL MUNDO FUERA DE MÓSTOLES?
Desde finales del siglo XVIII, Europa estaba convulsa por las diferentes guerras en las que España optó por aliarse con Francia. Una Francia cada vez más poderosa y sobre todo, cada vez más ambiciosa. Esa ambición se encarnó en Napoleón Bonaparte, cuando en 1804 se auto-coronó emperador. Estos acontecimientos y otros como la derrota de Trafalgar deberían haber forzado un cambio de rumbo en la política de alianzas de la Corona Española. Pero astutamente, el pequeño emperador se anticipó a este escenario: en octubre de 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau por el que se establecía la tripartición de Portugal entre el Reino de Etruria y Godoy, el valido del rey, quien sería nombrado Príncipe de los Algarves, en el sur de Portugal. Quedaba indeterminada la soberanía del área central del país, y además se reconocía a Carlos IV como emperador de las Américas.

LA INVASIÓN DE LOS PÉRFIDOS FRANCESES
Como se aprecia, la ambición se contagió a la malsana cúpula gubernamental hispana, surtiendo el efecto deseado. Se permitió la entrada de 28.000 soldados para la invasión, pero ante el aumento de las desavenencias entre Carlos IV y su hijo Fernando, las tropas francesas se utilizaron para imponer un nuevo monarca, hermano de Napoleón, con la idea controlar políticamente el país. Se ordenó el secuestro de la familia real, que sería conducida a Bayona, donde el nuevo monarca Fernando VII se vería obligado a abdicar en favor de José I, posteriormente conocido por Pepe Botella por el populacho. El dos de mayo estaba previsto que el resto de la familiar real partiera a Francia, pero se produjo un emotivo chispazo que soliviantó a la ciudadanía madrileña: la resistencia a abandonar el Palacio Real del infante niño D. Francisco de Paula. El amotinamiento se extendió a todo Madrid, donde sus habitantes lucharon como gatos en unos encarnizados y muy desiguales enfrentamientos contra gabachos, polacos y mamelucos.



EL MISMO DÍA EN MÓSTOLES
A las cinco de la tarde de ese mismo día, paseaba por los alrededores de Móstoles D. Juan Pérez Villaamil con unos amigos. Era catedrático de Derecho en la Universidad de Oviedo y Fiscal del Supremo Consejo de la Guerra. Entre esos amigos con los que paseaba estaban D. Esteban Fernández de León (intendente del Ejército y Real Hacienda de Caracas), D. José Ibarra, el cura Manuel García, el postillón andaluz D. Pedro Serrano, y seis soldados. Poco después aparece el joven sacerdote del pueblo Fausto Fraile. Todos ellos le fueron narrando lo que estaba ocurriendo en la capital. Así, el grupo dirigido por el catedrático se fue a buscar a D. Andrés, el alcalde interino, y le hicieron abandonar las tareas agrícolas que en las que estaba ocupado. Fueron todos a la Casa Consistorial, convocando al concejo y al pueblo al completo en asamblea, para acordar lo que creyesen oportuno. Las gentes del pueblo, concentradas en la Plaza Mayor se animaban en ir en apoyo de los madrileños, pero tras valorar bien la situación, la pequeña elite local reunida en el ayuntamiento pensó que lo más sensato era dar la voz de alarma al resto del país sobre la traición de Napoleón y sus verdaderas intenciones, creyendo así que se podría ejercer una mayor y consistente oposición a la invasión.

LOS BANDOS
Aceptada esta propuesta, se escribieron varios bandos que mediante varios emisarios fueron llevados a los pueblos vecinos, y cuyo mensaje decía así:

“La Patria está en peligro, Madrid perece víctima de la perfidia francesa. Españoles, acudid a salvarla.
Mayo de 1808, el Alcalde Móstoles”
.

Considerando que este bando no tendría el efecto deseado, se acordó realizar otro más extenso y llevarlo fuera de la provincia, a las poblaciones más importantes de Toledo, Extremadura y Andalucía. Así, el escribano D. Manuel del Valle Espino empezó a redactar otro oficio informativo, que sería firmado por los alcaldes. Era así:

Señores Justicias de los Pueblos a quienes se presentase este oficio, de mí el Alcalde de Móstoles:
Es notorio que los Franceses apostados en las cercanías de Madrid y dentro de la Corte, han tomado la defensa, sobre este pueblo capital y las tropas españolas; de manera que en Madrid está corriendo a esta hora mucha sangre; como Españoles es necesario que muramos por el Rey y por la Patria, armándonos contra unos pérfidos que so color de amistad y alianza nos quieren imponer un pesado yugo.
Después de haberse apoderado de la Augusta persona del Rey, procedamos pues, a tomar las activas providencias para escarmentar tanta perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alentándonos, pues no hay fuerzas que prevalezcan contra quien es leal y valiente, como los Españoles lo son.
Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
Móstoles dos de Mayo de mil ochocientos y ocho.
Andrés Torrejón y Simón Hernández”.


LA PROPAGACIÓN DEL MENSAJE
D. Pedro Serrano, el postillón andaluz, se ofreció gustoso a llevar varias copias del oficio a otros pueblos, saliendo al galope a las 7 de la tarde por la carretera que conducía a Extremadura, pasando por los pueblos de Navalcarnero y Talavera de la Reina antes de caer enfermo de tanto cabalgar en Casas del Puerto, en Cáceres. Pero el bando siguió propagándose por el país, provocando el levantamiento de Extremadura, Andalucía, la Mancha y Murcia, y la convocatoria de la Junta de Regencia en Sevilla, la cual empezó las labores de organización de la resistencia regular hispana.


EPÍLOGO
De esta forma, España estaba avisada de la conjura napoleónica. Fue el principio de una resistencia a muchos niveles contra el opresor francés, el principio de la Guerra de Independencia, que determinaría todo el siglo XIX español y que proporcionaría un particular pabellón de héroes y mártires, entre los que están estos y otros importantes personajes de este trágico episodio de nuestra historia, y que por tiempo no puedo hacer aquí justo reconocimiento a su leal y desinteresado servicio a la Patria. Sabed que no los olvidaremos jamás.

Y esto es todo. Gracias de nuevo y un saludo a tod@s


PS: Felicidades a los Príncipes de Asturias.